Introducción:
Un hombre se encuentran en el interior de una jaima, de unos 40 años, aunque parece más viejo por la barba y la mirada pensativa. A este hombre le falta el brazo izquierdo. Entonces entra otro que va vestido con ropas de safari color beige. El otro viste con unas sencillas ropas de Tuareg.
Guión:
Escena 1
El extranjero:
– Salam Aleikum – dice mientras se inclina.
Suhulzan:
– Aleikum Salam – le devuelve el saludo sin mucho entusiasmo.
El extranjero:
– No sabe lo que me ha costado encontrarle Suhulzan.
Suhulzan:
– Eso es buena señal.
Narrador:
El extranjero mira a Suhulzan pero pronto quita la mirada intimidado por el fuego de sus ojos negros.
El extranjero: (bajando los ojos y con admiración)
– Son muchas las historias que hablan de Suhulzan el magnífico, el bravo, el invencible, el hombre que nunca fue vencido por la espada.
Suhulzan:
– Ahórrese eso, extranjero. Le he dejado venir para contarle mi historia. La historia de este brazo, cuya ausencia explica mi maldición – lo dice tocando el lugar donde antes estaba su brazo izquierdo.
El extranjero:
– A decir verdad, me ha sorprendido verlo… – habla intentando no ofender al guerrero – Ahora sé porqué se fue desvaneciendo poco a poco su figura y quedando casi como una leyenda. Algunos incluso dudan de que hayáis existido.
Suhulzan: (con la mirada oscura, taciturno)
– Es mejor así, aunque ahora todos sabrán quién fue Suhulzan. No Suhulzan el bravo, sino el cobarde. No se olvide de apuntar todo, extranjero.
Narrador:
El extranjero saca de su macuto rápidamente el papel y lápiz con los que ha de inmortalizar la historia de Suhulzan.
Escena 2
Nota: Ahora, Suhulzan es el narrador externo de la historia, a la vez que uno de sus actores. Va contando lo que ocurre mientras el pasado se desarrolla para los espectadores.
Narrador:
Sale a escena Suhulzan, como buscando a alguien. Parece mucho más joven y fuerte y tiene de vuelta su brazo. Va vestido de guerrero árabe con casaca, botas y en su brazo maneja una cimitarra.
Suhulzan narrador:
– Yo, efectivamente, era Suhulzan el invencible.
Narrador:
Aparecen 4 hombres de repente que intentan reducirle. Pero Suhulzan los derrota sin que puedan hacerle ni un rasguño. De nuevo aparecen otros 2 hombres, de los cuales derrota rápidamente pero el otro parece un guerrero muy experimentado. Sin embargo poco después Suhulzan con un ataque rápido acaba con el. Mira el cuchillo y lo tira como aburrido y asqueado y se marcha.
Suhulzan narrador: (mientras se desarrolla la lucha anterior)
-No había un hombre que pudiera hacerme un rasguño, pasaban los años y no tenía una sola herida de guerra. Pero en el fondo esto era una maldición para mí.
Narrador:
Llega un hombre que asiente, dando el trabajo por bien hecho y le da a Suhulzan una bolsa, aparentemente llena de oro. Después, aparece una mujer que coge su brazo y le habla mientras Suholzan niega con la cabeza. La mujer, desesperada, se arrodilla para pedir de nuevo mientras Suhulzan intenta rehusar, pero al final la levanta y asiente dando su consentimiento. La mujer sale por un lado de la escena y el joven después de mirarla irse con rabia contenida, sale también de escena por otro lado apretando un puño.
Suhulzan narrador: (mientras se desarrolla la acción anterior)
– Debido a mi gran fama, todos los hombres me querían en su ejército, los Sultanes en su guardia personal, las mujeres más ricas me buscaban para acabar con los enemigos de sus esposos y las madres para rescatar o vengar a sus hijos… Aunque había conseguido una gran fortuna, una mujer hermosa y una hija, nunca podía disfrutar de ello debido a las continuas peticiones. Es por eso que acabé cometiendo un grave error.
Narrador:
De nuevo aparece el Suhulzan más joven a escena, con un palo en a mano, una especie de taburete de madera, su cimitarra y una cuerda. Entonces comienza a atar su brazo derecho al taburete para que no se mueva, y una vez hecho eso, pone el palo en su boca y levanta su cimitarra con la mano derecha para cortar su brazo.
Suhulzan narrador: (mientras se desarrolla la acción anterior)
– Decidí acabar con mi arma más mortífera, para que así nadie más viniera a pedirme ayuda y poder disfrutar sin más molestias de mi mujer, mi hija y la fortuna. Pero mi acción egoísta fue castigada por Alá.
Escena 3
Narrador:
De nuevo nos encontramos en la jaima con el extranjero y Suhulzan sin su brazo. El extranjero le mira fascinado y en silencio, en el suelo se ven ya algunas hojas con notas tomadas por él.
Suhulzan:
-Pasé después de eso dos años de felicidad a pesar de estar lisiado, teniendo por primera vez una vida más allá del combate. – entonces mira a un lado de repente rabioso y en una tristeza infinita – Pero, ¡qué cruel destino me esperaba!
Narrador:
Suhulzan golpea con su puño el suelo en un ataque de rabia ante la sorpresa del extranjero que da un ligero brinco.
Suhulzan:
– Uno de mis enemigos tuvo noticias de que ya no podía luchar como antes, que era un rico lisiado y vio la oportunidad de vengarse. No me habría importado morir entonces, pero no era eso lo que ese monstruo quería. Aprovechó mi debilidad para secuestrar a mi mujer y mi hija y, aunque me batí con mi otra mano matando a muchos de los hombres que vinieron a por ellas, no conseguí vencerlos a todos. Ahora las dos han sido asesinadas y mi nombre estará maldito para siempre. – se vuelve hacia el hombre que está con él – ¿Has apuntado todo, extranjero?
El extranjero: (le mira conmovido y temeroso al mismo tiempo)
– Sí, Suhulzan, he apuntado con rigor cada una de las palabra de tu historia.
Suhulzan:
– Bien, entonces ya no queda más por hacer. Espero que sirva de lección a muchos en el futuro, que nunca deben renunciar a lo que les hace fuertes por la comodidad de una vida de lujos.
genial obra le doy un cool
superrrrrr pero esta demaciado larga y muy in teresante
esta feaa
Muy interesante y muestra como muchos sentimos que con cierta comodidad y dinero tenemos ya asegurada la felicidad y el futuro.
y luego de esos se pierde todo o casi todo
esta de la verga