Descripción: Obra corta que explica el origen del conejo de Pascua. El día de la resurrección de Jesús, un tímido animalito presencia un milagro.
Personajes: Jesús, Conejo, Discípulos, Ángel
PRIMER ACTO
En el escenario, entran los doce discípulos de Jesús, cargando a su maestro envuelto en sábanas blancas. Le depositan sobre una plataforma de piedra, dentro de una cueva y se marchan, muy tristes. Del otro lado del escenario, entra un conejito que se acerca con curiosidad a él.
Conejo: ¿Estará muerto? (Lo toca)
Jesús se despierta.
Conejo: ¡Ay! Qué susto, ¿quién eres tú?
Jesús: Hola amiguito, yo soy el hijo de Dios. Jesucristo.
Conejo: ¿Y por qué esos hombres te dejaron aquí? Se veían muy tristes.
Jesús: Piensan que he muerto, y en cierta forma así fue. Morí para salvar a la humanidad de sus pecados.
Conejo: Qué triste, ¿por esos hombres no dejaban de llorar?
Jesús: Sí, amiguito. Como ellos, hay muchas personas allá afuera que se encuentran muy tristes. Pero no te preocupes, pronto volveré con ellos.
SEGUNDO ACTO
Un ángel entra en escena y se acerca a Jesús, quien descansa sobre su féretro de piedra.
Ángel: ¡Levántate, mesías! El momento de la ascensión ha llegado. Tu padre te llama para que vayas con él.
Jesús: Así que ha llegado el día de la resurrección.
Se levanta de su lugar y va con el ángel.
Ángel: Necesitaremos a un mensajero que avise a todos los hombres que su salvador ha vuelto a la vida.
Jesús: Creo que sé quien puede ayudarnos. Conejito, ¿sigues aquí?
El conejo vuelve a entrar en escena.
Conejo: Aquí me tienes, Jesús. ¿Qué necesitas?
Jesús: Necesito que anuncies a todas las personas que he resucitado, para que sean felices y tengan fe.
Conejo: Pero Jesús, yo soy un conejo, las personas no entienden mi lenguaje como tú, ¿cómo se supone que haga eso?
Jesús sonríe.
Jesús: Tranquilo, estoy seguro de que encontrarás la manera.
Sale con el ángel y el conejo se queda pensando.
TERCER ACTO
El conejo vuelve a entrar en escena con una canasta de huevos, que pinta de alegres colores.
Conejo: Quizá no pueda hablar con las personas, pero puedo darles alegría ofreciéndoles estos huevos coloridos. Ellos serán la señal de que deben estar contentos, pues Jesús ha resucitado.
Termina de pintar uno y lo analiza con detenimiento.
Conejo: Mmm… sí, este ha quedado perfecto. ¿Ahora dónde lo esconderé?
Lo piensa un momento y luego lo coloca en un rincón del escenario, antes de salir corriendo con su canasta a toda prisa. Del otro lado, entran caminando dos de los discípulos de Jesús, quienes se extrañan al ver el huevo.
Discípulo 1 (recogiéndolo): Mira, que cosa tan extraña. ¿Cuándo habías visto tú un huevo así?
Discípulo 2: Yo nunca, y menos en medio del camino.
Discípulo 1: Primero, encontramos la tumba de nuestro señor abierta, sin rastro de su cadáver. Y ahora nos venimos a topar con esto.
Discípulo 2: ¿Crees que se trate de alguna señal?
Discípulo 1: Algo me dice que sí.
Discípulo 2: ¿Buena o mala?
El otro joven sonríe.
Discípulo 1: Buena, yo siento que es buena. De pronto estoy muy feliz. Vamos a avisarle a los demás.
Ambos salen de escena caminando.
FIN
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