Descripción: Tras perder el sentido del oído, Mauricio abandona su fe y su música, cayendo en una gran depresión. Hasta que alguien le devuelve la esperanza.
Personajes: Mauricio, Jesús, profesor Bartolomeo
PRIMER ACTO
En un salón de música, Mauricio, estudiante de violín, hablar con su maestro. Se le ve decaído y derrotado.
Bartolomeo: ¿Estás seguro de que no hay nada que puedas hacer? ¿Qué dicen los médicos?
Mauricio: Es inútil profesor Bartolomeo, mi perdida de la audición no hará más que empeorar. Ahora mismo, me cuesta mucho escuchar lo que los otros me dicen, tengo que leer sus labios para enterarme. Así, no voy a poder triunfar en el mundo de la música.
Bartolomeo: No digas eso, debes conservar la fe. Tu tienes un gran talento con el violín y estoy seguro de que Dios no te abandonará en estos momentos tan difíciles.
Mauricio: Yo ya he dejado de creer en Dios.
Deja su violín en el salón y sale de escena, con gran amargura.
SEGUNDO ACTO
Ahora vemos la habitación de Mauricio, en donde él duerme entre la penumbra. Se revuelve en su cama como si no pudiera dormir y de pronto se despierta, con lágrimas en los ojos.
Mauricio: ¿Qué sentido tiene vivir si no puedo dedicarme a lo que más amo? Ni siquiera soy capaz de escuchar mi propia voz. La vida es muy injusta.
Jesús (voz fuera de escena): Lo es cuando no tienes la actitud adecuada.
Mauricio: ¿Quién dijo eso?
Jesús entra al escenario, vistiendo una larga túnica blanca.
Mauricio: Debo de estar soñando.
Jesús se sienta en la cama frente a él.
Jesús: ¿Por qué insistes en seguir siendo miserable, Mauricio?
Mauricio: ¿Insistir? Yo no quiero sentirme así, pero no es justo que este perdiendo el oído. La música es lo que más amo en el mundo y ahora, nunca más tendré oportunidad de triunfar con esta nueva discapacidad.
Jesús: ¿De verdad eso piensas? Si tuvieras más fe en tu padre celestial, sabrías que él no te ha abandonado nunca. Aun puedes cumplir tu sueño.
Mauricio: ¿Pero cómo? ¿Cómo si no escucho la música?
Jesús: Puedes sentirla a través de tu piel, de las plantas de tus pies. Deja de enfocarte en tus limitaciones y pon atención a lo que todavía te queda, pues solo así serás una mejor persona. Dios quiere que seas feliz, Mauricio. Y puedes serlo aun con esta dura prueba.
Mauricio: Yo… no sé que pensar.
Jesús: Mantén tu fe. Recuerda que tu fe es lo único que te salvará.
Mauricio vuelve a recostarse sobre la almohada y se queda profundamente dormido, mientras Jesús se marcha.
TERCER ACTO
De vuelta en la escuela de música, Mauricio toca el violín con renovadas energías mientras Bartolomeo lo observa impresionado.
Bartolomeo: Mauricio, es increíble, ¡tu habilidad con el violín es incluso mejor que antes!
Mauricio: Es porque ahora puedo sentir la música. Pensé que mi condición era un obstáculo, pero alguien me hizo entender que Dios no nos manda ninguna prueba que no podamos superar.
Bartolomeo: Me alegro mucho por ti. Habría sido una pena que se desperdiciara todo ese talento que tienes.
Mauricio: Lo sé y doy gracias al cielo por esta oportunidad.
FIN
¡Sé el primero en comentar!