Descripción: En una playa chilena, un pescador se encuentra a una hermosa criatura atrapada en una red de pescar, ¿qué les deparará el destino?
Personajes: Pincoya, Pescador
PRIMER ACTO
Se abre el telón mostrando una playa preciosa en la escenografía. Hay una red en una esquina del escenario que se mueve levemente. De pronto, entra en escena un pescador arrastrando su bote y mirando hacia el océano.
Pescador: Sí, hoy es un muy buen día para pescar… ¿qué es eso?
El pescador va hacia la red y se sorprende al ver que hay una sirena dentro, tratando de escapar.
Pescador: ¡Imposible! ¡Una sirenita!
Pincoya: Por favor, ayúdame a salir, me atoré.
El pescador busca en su cinturón y saca un cuchillo con el que empieza a cortar la red.
Pincoya: Muchas gracias.
Pescador: ¿Quien eres tú?
Pincoya: Soy la Pincoya, protectora de los mares e hija de Huenchula, la esposa del rey del mar.
El pescador se queda mirándola con sorpresa.
Pincoya: Hoy tú me has ayudado y eso es algo que no olvidaré. Ahora tengo que volver al océano, pero toma esta caracola, (le entrega el objeto), si alguna vez necesitas algo o estás en problemas, tócala y yo vendré a ayudarte.
SEGUNDO ACTO
El pescador se encuentra sentado en su bote, sosteniendo sus redes.
Pescador: Que mal, hoy no ha habido suerte, ningún pez quiere picar hoy.
Mira la caracola a su lado y se lleva la mano a la barbilla, pensando.
Pescador: Tal vez mi nueva amiga me pueda ayudar…
Toma la caracola y la toca emitiendo un sonido hermoso. La sirenita entra entonces en escena sonriendo.
Pincoya: ¿Qué deseas, mi buen amigo?
Pescador: Hoy ningún pez se ha acercado a mis redes y necesito volver para alimentar a mis padres. ¿Puedes ayudarme?
Pincoya: Hoy tendrás peces por montones en tus redes.
Pronto, varios peces salen volando por ambos lados del escenario y van a parar a la red del pescador, quien ríe agradecido.
Pescador: ¡Gracias, Pincoya!
Pincoya: Cuando me necesites, vuelve a tocar la caracola.
TERCER ACTO
De nuevo en la playa, el pescador se encuentra recogiendo conchas en la arena, cuando encuentra una ostra con una perla en su interior.
Pescador: ¡Dios mío! Pero que perla más grande…
Pincoya (apareciendo de repente): Es un regalo para ti.
Pescador: ¿Para mí?
Pincoya: Sí, para que se la regales a alguien que sea muy valioso en tu vida. He visto que eres una persona muy noble y que cuida mucho del mar. Nunca pescas más de lo que necesitas, ni tiras basura en las aguas. Por eso yo quiero premiarte con este tesoro. Es tuyo.
Pescador: Dices que se la debo dar a alguien valioso.
Pincoya: Sí. En mi mundo, darle una perla a alguien es la mejor declaración de amor que pueda haber.
El pescador entonces se arrodilla delante de ella y le ofrece la perla como obsequio.
Pescador: Entonces es tuya. Querida Pincoya, yo te amo desde el primer momento en que te vi. Y aunque somos de mundos distintos, quiero que sepas que mi corazón siempre te pertenecerá.
La Pincoya sonríe y se inclina para besarlo.
Pincoya: Y el mío a ti también.
FIN
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