Terror 10

Madame LaLaurie

¿De qué trata?

En Nueva Orleans vive la llamada Madame LaLaurie, una mujer de sociedad, amable y altruistas, pero lo que de verdad esconde esta mujer es sin duda un asesino en serie que no tiene escrúpulos para torturar y terminar con la vida de sus esclavos.

Personajes

Madame Lalaurie: Mujer de sociedad de Nueva Orleans.

Dr. Leonard LaLaurie: Tercer marido de Madame Delphine.

Srta. Elizabeth: Jovencita de sociedad, adora los eventos de caridad.

Conde Richard: Adinerado hombre de Nueva Orleans

Esclava Hipólita: Mesera en eventos de sociedad.

Esclava Shani: Sirvienta personal de LaLaurie.

Esclava Ayana: Cocinera encadenada quien inicia el fuego en la casa para suicidarse.

Esclavo Dion: Encargado de los esclavos

Esclava María: Esclava personal de LaLaurie

Esclava Olena: Esclava personal de LaLaurie

 

Acto I

Delphine LaLaurie una adinerada mujer de sociedad, era uno de las dignas representantes de las mujeres de la sociedad en Nueva Orleans, donde vivía con dos de sus hijas y su tercer marido el doctor Leonard LaLaurie, Madame LaLaurie había enviudado dos veces en extrañas circunstancias pero eso no le impidió casarse una tercera vez con un hombre más joven que ella.

Como es propio de toda dama de sociedad las fiestas eran frecuentes, todos los caballeros y damas de la sociedad eran invitados a estos eventos, muchos con el objetivo de recaudar fondos para varias instituciones; hospitales, orfanatos entre otros.

Madame LaLaurie: —Gracias por hacernos el honor de venir hoy a esta humilde fiesta queridos amigos—

Srta. Elizabeth: — El honor es todo mío madame, es un placer participar en estos eventos que tienen como objetivo ayudar a menos favorecido—

Conde Richard: —Indudablemente Madame usted ha hecho un gran aporte a nuestra comunidad—

Esclava Hipólita: — Discúlpeme Madame LaLaurie, aquí tiene— La esclava entrego el vino a los invitados.

Madame LaLaurie: — Oh gracias querida, sabes deberías tomarte un descanso has trabajado muy duro hoy—

Esclava Hipólita: — No me parece correcto señora estaré bien —

Srta. Elizabeth: — Que dulzura, querida toma un descanso Madame te insiste—

Conde Richard: — Es una patrona muy amable y condescendiente no esperaría menos de Madame LaLaurie —

Madame LaLaurie: — Es lo menos que puedo hacer por ellos quienes me dan tanto, son como parte de mi familia, siento que hay que hacer mucho por ellos por lo menos favorecidos, ¡Brindemos por ellos que siempre están para servirnos de manera desinteresada! —

Conde Richar: — ¡Salud! —

Srta. Elizabeth: — ¡Salud! —

Acto II

La fiesta había terminado y los invitados partían a sus hogares, quedaba mucho por limpiar y recoger.

Madame LaLaurie: — Levántate floja, quien te dio permiso para no hacer nada, inservible —

Esclava Hipólita: — Madame usted me dijo que descansara —

Madame Lalaurie: — ¡Calla! No quería mal delante de mis invitados, y esta será la última vez que me interrumpes mientras hablo — con un látigo azote a la pobre esclava repetida veces.

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En su alcoba se preparaba para irse a dormir pero antes necesitaba de sus rutinas de belleza.

Madame LaLaurie: — Es un dolor de cabeza estos malditos esclavos—buscaba en su peinadora sus productos de belleza — Shani tráeme mi mascarilla y ven a peinarme — Se unto la cara con una sustancia roja, era sangre, mientras la joven esclava peinaba su cabello.

En un descuido la chica tropezó y dejo caer la mascarilla de Madame LaLaurie.

Madame LaLaurie: — ¡Como te atreves mal nacida! — La furia se apodero de Madame — Sabes cuantos de tu clase tuve que desollar para eso — Tomo su látigo — Ustedes las basura negra solo aprende a los golpes como bestias te hare pagar mal nacida —

La chica corrió, por su vida, sabía lo que le esperaba a los esclavos que no cumplían el mandado de Madame LaLaurie, subió las escaleras hacia el ático para esconderse, no fue una buena decisión, al entrar al lugar pudo ver lo impensable, varios de los suyos se encontraban encadenados, en jaulas sin comida o agua.

Madame LaLaurie: — Te encontré rata maldita — La chica retrocedía mientras Madame se acercaba con el látigo en su mano — ¿Qué piensas hacer? — Sin dudarlo dos veces Shani prefirió la muerte que someterse al castigo de Madame, se lanzó desde la ventana del ático.

 

Acto III

Un cuerpo más para desaparecer, no era problema para Madame Lalaurie, sus esclavos se encargaría de ocultar el cadáver por ella, mientras la señora se encargaba de atender otros asuntos.

Madame LaLaurie: — ¿Qué tenemos por acá? — Examinaba a sus esclavos en jaulas — No soporto ver sus caras, que criaturas tan infames, vamos a tomar un poco de ti — Con un cuchillo realizo un corte en el cuello del esclavo y comenzó a recolectar su sangre mientras este se retorcía del dolor.

Esclavo Dion: — Mi señora, ya prepare el caldero para sus cosméticos, tomara un baño de sangre hoy — Dion era la mano derecha de LaLaurie, era quien ordenaba a los esclavos despues de su patrona.

Madame LaLaurie: — Excelente, buen trabajo, termina de drenar a estos mientras voy a la cocina, trabajar duro me dejo muy hambrienta —

Las torturas realizadas por LaLaurie hacia sus esclavos no era desconocido para su esposo quien despreciaba a los esclavos, sus hijas por su parte no compartían la idea y cuando intentaban alimentar los esclavos del ático eran duramente castigadas.

Madame LaLaurie: — ¿Qué significa esto? — Ayana la esclava de la cocina era encadenada durante sus horas de servicio — Como te atreves a comer del pavo, una sucia como tú no puede probar ni siquiera una pizca de tan delicioso manjar —

Esclava Ayana: — Madame, perdóneme, ¡por favor piedad! —

Madame LaLaurie: —Te mostrare mi piedad junto a mi látigo, hoy los negros comerán tu carne —

La pobre de Ayana en medio de su desesperación intento cortar las cadenas que la ataban pero no lo consiguió, tomo varias toallas untándolas en aceite hirviendo, les prendió fuego y comenzó a arrojarlas por toda la cocina, el fuego se propago rápidamente.

Los vecinos alertaron a las autoridades sobre el humo, rápidamente varios cuerpos de rescate, oficiales y vecinos se acercaron al lugar, Madame junto a su esposo e hijas fueron puestos a salvo, al igual que varios esclavos.

Acto IV

Se inició una investigación para determinar la causa del fuego, dentro de los esclavos interrogados se encontraba Ayana, quien les confeso que había iniciado el fuego para acabar con su vida, antes que Madame LaLaurie lo hiciera, las autoridades se dirigieron rápidamente al hogar de Madame pero esta había huido con su familia.

En su lugar se encontraron al Esclavo Dion custodiando la casa, impidiendo el paso para que los oficiales entraran, pero fue en vano, los hombres quedaron sorprendido al ver los horrores cometidos por la patrona, esclavos encadenados, mutilados, desnutridos, todos fueron llevados a la cárcel para que los pobladores pudieran ver estos horrores.

Esclavo Dion: — Me parece una humillación, ¿porque me encierran con todos estos negros de segunda clase? — El resto de los esclavos también fueron víctimas de los maltratos de Dion y sin Madame cerca ellos podían cobrar venganza — Que miran escorias, que piensan hacer — La multitud se abalanzo sobre Dion, desmembrándolo vivo hasta su muerte.

Una turba acudió a la casa de Madame LaLaurie con la intención de lincharla pero esta había escapado, en cambio destrozaron por completo la mansión de la asesina de Nueva Orleans.

Muchos especularon sobre el paradero de la dama sangrienta pero es algo que nunca se lograra conocer.

Madame LaLaurie: — Apresúrense no podemos dejar que nadie nos vea — Le decía a algunas criadas que la acompañaban por el bosque para escapar

Esclava María: — Mi señora llegamos —

Madame LaLaurie: — ¿Llegamos? Estamos en medio de la nada niña —

Esclava Olena: — Para usted es el final del camino —

Varios hombres con antorchas rodearon a Madame LaLaurie, sabía lo que le esperaba, las esclavas solo la habían llevado a su muerte, quizás tuvo que tratarlas mejor, quizás tuvo que ser mejor persona, pero de algo si es verdad, nunca se arrepintió.

 

 

 

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Greg

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