Descripción: Marcos y Andrés saben que su hermana está teniendo un día terrible, como cada fecha exacta del mes, ¿lograran escapar a su mal humor?
Personajes: Marcos, Andrés, Mariela
ACTO ÚNICO
Marcos y Andrés, hermanos de quince y doce años, se encuentran escondidos detrás del sofá. Llevan los dos cacerolas sobre la cabeza a modo de cascos, y uno sostiene una sartén en la mano y el otro una espátula. Ambos se asoman por encima del mueble con mucho sigilo.
Andrés: Oye Marcos, ¿qué hacemos aquí escondidos? ¿Por qué dijiste que teníamos que estar preparados?
Marcos: A estas alturas ya deberías saberlo, Andrés. Hoy es ese día.
Andrés: ¿Qué día?
Marcos se voltea a verlo con una expresión perturbada.
Marcos: El día del mes.
Andrés frunce el ceño, sin comprender.
Marcos: Cada mes, llega un día en el que nuestra adorada hermanita deja de ser la chica dulce y atenta que es con nosotros, para transformarse en un monstruo horrible y que come toneladas de chocolate.
Andrés: ¿Hablas de cuando le duele el estómago y hace que mamá le compre esas toallas tan extrañas que venden en el supermercado?
Marcos: ¡Exacto! Siempre se desquita con nosotros y somos los que tenemos que aguantarle su mal humor y sus cambios de ánimo.
Andrés: Uy sí, eso me choca.
Marcos: Pero esta vez vamos a estar prevenidos, por eso es que tenemos todas esas cosas.
Andrés: Ya entiendo, ¿y tú crees que funcione?
Marcos: Seguro que sí… cuidado, aquí viene, escóndete.
Ambos se vuelven a agachar y entra su hermana Mariela en pijama, haciendo pucheros y arrastrando los pies.
Mariela: Mamaaaaaaá, ¡se acabo el helado de chocolate! (Nadie responde). ¡Mamá! (Grita con voz chillona).
Mariela hace una pataleta y se desploma en el sillón.
Mariela: ¿Ahora quien irá a traerme más helado?
Andrés se asoma lentamente para mirarla, con miedo y luego se vuelve a ocultar.
Mariela: ¡Ya te vi!
Se levanta del sillón y con una fuerza descomunal, lo barre a un lado, descubriendo a sus hermanos que tiemblan aterrorizados.
Mariela: ¡¿Pensaban que iban a poder esconderse de mí?!
Marcos grita como niña.
Andrés: ¡No nos hagas nada, Mariela! ¡Por favor! (Le suplica con las manos juntas como si rezara). ¡No quisimos llamarte monstruo! ¡Fue Marcos quien te llamó así! ¡Pero solo porque nos da un poquito de miedo!
Mariela se echa a llorar escandalosamente.
Mariela: ¡Eso es lo que soy para ustedes! ¡Un monstruo! ¡Nunca me han querido!
Andrés: No hermanita, perdón…
Mariela: ¡Piensan que soy insoportable!
Marcos (en voz baja): Un poco…
Mariela se enoja y le da un coscorrón con todo y la cacerola puesta.
Marcos: ¡Bueno, ya! ¿Perdón! ¿Qué podemos hacer para que no nos mates?
Mariela: Déjame pensar… quiero un litro de helado de chocolate.
Marcos: Eh… está bien…
Mariela: ¡PERO YA!
Sus hermanos salen corriendo despavoridos. Marcos se tropieza y cae al suelo torpemente, mientras Andrés lo ayuda a levantarse y desaparecen de escena. Mariela sonríe satisfecha y se vuelve a echar en el sillón desacomodado.
Mariela: Pues esto de los problemas femeninos al menos tiene su lado positivo. ¡Es una gran excusa para que tus hermanos hagan lo que sea por ti!
FIN
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