Descripción: Lucía no soporta al hijo de su jefe, que va todas las tardes al café para molestarla. ¿Logrará el amor ganar esta partida?
Personajes: Lucía, Diego, Ramón, Clientes
ACTO ÚNICO
Es un día ajetreado en el café donde trabaja Lucía. Varios clientes se encuentran en las mesas, hablando, riendo y degustando sus cafés o postres. Ella entra en escena, llevando una bandeja con capuchinos y vistiendo un delantal.
Lucía (a una pareja): Aquí tienen. Disfruten su café.
Ellos le dan las gracias y en ese momento, entra un chico al lugar. Usa lentes de sol y tiene porte arrogante. Se sienta en una mesa vacía y le hace a Lucía una seña con la mano. Ella pone los ojos en blanco y acude.
Lucía: ¿Ahora qué quieres, Diego?
Diego: ¿Qué voy a querer? Que me tomes la orden, para eso te paga mi papá, ¿no?
Ella bufa y saca una libretita de su delantal.
Lucía: ¿Qué quieres tomar?
Diego: Tráeme un cortado y un muffin con almendras.
Ella anota el pedido y se dirige a la barra del café, donde un chico vestido con el mismo delantal prepara algunos cafés.
Lucía: ¡No lo soporto! Se siente dueño del lugar.
Ramón: Es dueño del lugar, Lucía.
Lucía: No, su papá es dueño del lugar. Y él solo es un insoportable que piensa que el mundo gira a su alrededor.
Ramón: ¿Sigues molesta con él por que te plantó el otro día?
Lucía: ¡¿Te parece poco?!
Ramón: Ya han pasado dos semanas de eso y ni siquiera le dejaste explicarse.
Lucía: ¿Qué me iba a explicar? Se burló de mí, Ramón. Pero que ni piense que le voy a dar oportunidad de hacerlo de nuevo.
Toma un cortado que le pasa Ramón y un muffin de debajo de la barra, y vuelve a donde se encuentra Diego.
Lucía: Aquí tienes.
Justo cuando está por irse, Diego la retiene tomándola por la muñeca.
Diego: ¿Esta vez si vas a dejarme hablar?
Lucía: ¿Es qué tienes algo interesante que decir? ¿O quieres jugarme otra de tus bromitas de nuevo?
Diego (suspira): Siento mucho haberte plantado, de verdad.
Lucía: Sí, ya.
Diego: Te juro que venía a tiempo para recogerte e ir al cine, pero mis amigos me entretuvieron en mi casa.
Lucía: ¿En serio piensas que voy a creerte eso? Los mensajes existen, ¿sabes?
Diego se rasca la nuca.
Diego: Perdí mi teléfono.
Lucía: Eres muy malo poniendo excusas.
Diego: ¡De verdad! Es más, acabo de comprar este. (Saca un teléfono de su bolsillo). Mira, sé que no tengo excusa, pero de verdad me gustas, Lucía. Y es por eso que estoy dispuesto a pedirte una oportunidad, enfrente de todas estas personas si es necesario..
Lucía: No tienes nada mejor que hacer con tu tiempo, ¿verdad?
Diego (arrodillándose en el suelo con gesto teatral): Lucía, ¿me harías el gran honor de salir conmigo?
Ramón (gritando): ¡Por favor, Lu! Ya dile que sí.
El resto de los clientes la anima y Lucía se cubre el rostro con las manos.
Diego (sonriendo): ¿Qué dices?
Lucía: Si te levantas y dejas de hacer el ridículo. (Se agacha para besar su mejilla).
Ambos se sonríen.
FIN
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