Descripción: Uru es una princesa quechua que trata muy mal a sus súbditos. Como castigo, una diosa le hará convertirse en la criatura más horrible de todas.
Personajes: Narrador, Rey, Uru, Dios, Consejero, Secretarios
PRIMER ACTO
Se abre el escenario mostrando la escenografía de un palacio quechua y a un rey con un tocado, sentado sobre su trono. Junto a él, está una jovencita morena y guapa, vestida con una túnica y una corona de piedras preciosas.
Narrador: Existió una vez un sabio rey quechua que solo tenía una hija, la princesa Uru. El rey hacía todo lo posible por educarla como a una chica noble y sinceras, pero la joven tenía un cáracter terrible y se la pasaba haciendo rabietas.
Uru discute con su padre, quien hace ademanes para no perder la paciencia.
Narrador: Uru era una muchacha frívola y malcriada a la que no le preocupaba el bienestar de sus súbditos. Y así, un día le dio un disgusto tan grande a su padre, que él cayó fulminado al suelo…
El rey se lleva las manos al corazón de repente y cae muerto. Uru se arrodilla alarmada a su lado, mientras los secretarios rodean al hombre, asustados.
Narrador: La princesa Uru se convirtió en reina…
SEGUNDO ACTO
Uru se encuentra sentada en su trono, limándose las uñas con desdén. En ese momento llega su consejero real.
Consejero: Majestad, tengo noticias para usted. Sus súbditos demandan una audiencia, están muy preocupados por las cosechas y el aumento en los impuestos, ellos afirman que no les alcanza para pagar. Tenemos que ser comprensivos…
Uru (enojada): ¡¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera?! Soy la reina y se hará lo que yo diga.
Consejero: Pero majestad, sus súbditos…
Uru: ¡Esos buenos para nada tendrán que obedecer mis órdenes! De lo contrario, mandaré que los cuelguen.
Los secretarios de la reina entran en ese momento, con timidez.
Secretario 1: Con todo respeto majestad, creo que tiene que considerarlo…
Secretario 2: Ya las personas están comenzando a rebelarse, podríamos tener una guerra…
Uru se levanta enojada de su trono y toma un látigo que tenía al lado, blandiéndolo ante el terror de los hombres.
Uru: ¡Nadie nunca se atrerverá a cuestionarme a mí! ¡De rodillas! ¡Qué van a pagar muy caro por esta insolencia!
El secretaio y sus consejeros se arrodillan con miedo. Entonces, entra en el escenario una hermosa mujer vestido con una túnica dorada.
Diosa: ¡Alto! Ya basta de tanta crueldad. No has sido justa con tu gente, Uru. Los dioses no estamos complacidos con este trato. Es por eso que ahora, yo te condeno a adoptar la forma más horrible de todas.
Uru es rodeada por una nube misteriosa…
TERCER ACTO
Se abre el telón mostrando un escenario liso, en el que se proyecta la sombra de una telaraña y la de una marioneta con ocho brazos, que va tejiendo a toda prisa.
Narrador: Ese fue el fin de la reina Uru y el principio de su condena. Dicen que hasta hoy en día, teje su telaraña escondida entre las ruinas de su palacio, castigada por su arrogancia. Así continuará, sin poder mostrarse a la luz del sol por su fealdad y el espanto que ocasiona en la gente.
FIN
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